Bernardina Quillay

Querida Mamita Diqui

Amada, Bernardina Quillay Martin de Kruger, madre de 5 hijos, abuela de 8 nietos y hermosas princesas (como les decías a tus nietas), y suegra de adorables y amorosas nueras que siempre llamaste y quisiste como hijas, tu descendencia será vasta y tu legado incalculable.

Gracias te damos por traernos al mundo y cuidarnos de bebés, por esas noches sin dormir porque no te dejábamos, por hacernos crecer sanos y fuertes con la rica comida que nos preparabas, por ayudarnos en la etapa escolar, aconsejándonos incansablemente en nuestra juventud y aún de adultos, queriéndonos como bebés.

Gracias te damos Dios, Padre Eterno, por la enorme bendición de habérnosla dado como madre en esta vida.

Mamita Diqui, tu temprana partida nos deja el vacío de no poder ir a visitarte, de no poder recibir una llamada o mensaje tuyo, de no acompañarte al caminar abrazándote del hombro, de no poder disfrutar de tu sonrisa, de una foto, de no poder bailar, de no poder verte cargar a tus nietos y jugar con tus princesas, de no verte sentada entre ellas, de no poder disfrutar un viaje, de no poder verte dar regalos a todos en navidad, de no poder tenerte frente y darte un beso y decirte: Te amo mamá.

Mas sabemos que te alejaste de nosotros solo por un tiempo, que esta muerte es solo temporal y que es necesaria para nuestro progreso eterno.

Tenemos presente que esta vida es solo un estado de probación, un tiempo de preparación para presentarse ante Dios, un tiempo de prepararse para ese estado sin fin, que viene después de la resurrección de los muertos.

Y hasta que ese día de la resurrección llegue, continúa al servicio del Señor, y porque Él conoce tus sentimientos y fortalezas, te ha llamado para servir al otro lado del velo.

Algún día mamita, nos volveremos a encontrar, y seremos una familia eterna, mientras tanto nosotros seguiremos guardando los lindos recuerdos que nos dejaste y pasamos a tu lado. Seguiremos juntos como familia, cuidándonos, ayudándonos a ser mejores, a aliviar las cargas los unos de los otros y hacer que sean más llevaderas.

Es nuestra súplica que el Señor pueda fortalecernos y ayudarnos a andar en rectitud hasta que llegue el día en que podamos morar en las mansiones que Nuestro Padre ha preparado a todos los que creen en Él y le obedecen.

Hasta pronto mamita Diqui, nos volveremos a encontrar en las eternidades

Con mucho amor,

Tus hijos y familiares que te extrañan.